
Vociferaba este vendedor a diestra y siniestra en medio de la avenida de Del Viso, entre "Señoras sonrientes" y "Hombres cómplices" vendió toda su mercancía.
Dos mangos una sonrisa, no es mucho.
Cosas que me divierten, me sorprenden, me llaman la atención bajo los efectos estimulantes de los viajes por el mundo.